Su objetivo es alcanzar la excelencia en la protección de bienes y objetos culturales contra amenazas de origen humano, contribuyendo a la identificación, trazabilidad e investigación de la procedencia de los bienes culturales, así como a la salvaguardia y vigilancia de sitios de interés patrimonial.

Las principales amenazas para los bienes culturales son los conflictos armados, las catástrofes naturales y las acciones humanas.

El saqueo, el comercio ilícito, el contrabando, las excavaciones clandestinas y otras actividades han provocado que muchos objetos acaben en posesión de particulares, en subastas, en mercados negros e incluso, a veces, simplemente sean vendidos como meras baratijas en mercadillos debido a la imposibilidad de conocer su valor real y su procedencia.